Estos días estamos cerrando el proyecto poss-gl: tenemos nueva web y los libros impresos están de camino. Ha sido un año y medio donde 12 personas hemos colaborado en distintas fases de la traducción al gallego del libro “Producing Open Source Software”, de Karl Fogel. El grupo nunca antes había trabajado junto y muchos no se conocían entre sí. Ésta es la historia de cómo nos organizamos para traducir un libro a 12 manos.
Los inicios: herramientas y procesos de participación
De los inicios, recuerdo una pregunta que iba y venía siempre en las conversaciones: “y cómo lo organizamos para que sea sencillo colaborar?“. Cuando ideamos el proyecto, teníamos claro que no podíamos hacerlo sólos y que necesitaríamos colaboración. Pero ésta tenía que ser ordenada: por nuestra cabeza, como una pesadilla, navegaba la imagen de un documento de texto con múltiples versiones enviado de un correo a otro entre cada uno de los traductores. Por suerte, teníamos experiencia trabajando al modo del software libre, con procesos y herramientas de comunidades virtuales. Y decidimos intentarlo.
- Para empezar, partimos de una buena materia prima: el autor original del libro, Karl Fogel, lo había troceado previamente en capítulos y formateado en XML, lo que nos permitía adaptarlo automáticamente a nuestras propias necesidades.
- Tomamos la decición de que el formato PO fuese la unidad base sobre la que trabajaríamos, aunque daríamos soporte al menos también para archivos ODT (para aquellos traductores que deseasen usar openoffice en vez de las herramientas de traducción habituales en el mundo del software libre) .
- Decidimos que centralizaríamos los avances del proyecto en un repositorio central de información, de cara a evitarnos la pesadilla de los mails cruzados.
- Lo anterior, de algún modo nos empujó a crear el rol de integrador: la persona técnica que ayuda a los traductores a integrar su trabajo en el repositorio central (por ejemplo, pasando de ODT a PO) y se encarga de mantenerlo actualizado. Imaginamos que no todos los traductores tendrían experiencia en el trabajo con repositorios, así que nos parecía lo más adecuado de cara a garantizar que en el proyecto participase gente del mundo de la traducción y no sólo programadores del mundo del software libre.
- Posteriormente, trabajamos por portar a windows la herramienta gtranslator, que permite la edición sencilla de archivos PO. Aunque todos nosotros trabajamos con sistemas GNU/Linux, no queríamos cerrar la puerta a otra gente. También creamos un sencillo manual de usuario para hacer más fácil los comienzos.
- Consideramos que una de las cosas importantes era poder ver la evolución del proyecto, los avances. Tanto para alguien que se interesara desde fuera, como para nosotros mismos, como aliciente. Para ello, creamos una web sencilla donde se podía vez el estado de completitud de cada capítulo. Con un pequeño programilla, de modo automático, extraíamos la información de los archivos PO y la publicábamos en web. Era realmente motivador ver cuándo un capítulo se acababa 🙂
- Necesitábamos además una herramienta de comunicación para todo el grupo, nuestra “ventanilla única”: para ello instalamos una lista de correo a la que estaban suscritos todos los traductores. Nuestra idea era que sirviese como foro de dudas, comunicación de quien estaba haciendo qué, etc.
Cuando acabamos de hacer todo esto era casi Septiembre de 2009. Teníamos el proceso para colaborar y las herramientas listas. Dividimos el libro por capítulos y empezamos a publicitar el proyecto por algunas listas de correo “amigas”. Tocaba empezar a traducir.
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