Pero el concepto mismo de economía de la abundancia es un término que suena extraño al principio. Porque lo primero que los economistas graban en sus mentes una vez inician la carrera es que “la economía es la ciencia de gestionar la escasez“, es decir, la economía estudia cómo asignar los recursos escasos de manera eficiente. Por eso a veces nos cuesta diferenciar entre lo gratis, lo gratuito y lo libre. El marco de pensamiento que nos otorga la economía “tradicional” (la que se estudia todavía en las facultades universitarias) no otorga las herramientas adecuadas para comprender la actual situación.
Pero quizás se haga difícil de comprender al inicio no sólo por el marco de pensamiento que nos otorga el estudio de economía “tradicional”. Quizás sea también que a veces cuando tratamos de explicar por qué funciona en nuestro discurso emocionado colamos 2 mentiras implícitas:
- La primera es que no existe la escasez en la era de la información.
- La segunda es que la situación supone un cambio radical de la economía y sus leyes.
Para explicar la primera mentira implícita es perfecto el último post de Nacho Correas:
“Another idea that I also found interesting was that every abundance creates new scarcity. Although old scarcities such as time and money are still scarce, there are new ones on the table: attention and reputation. There is only so much attention and reputation available in the world. On an Internet economy, attention can be measured by web traffic and reputation by incoming links.”
La escasez cambia de lugar (no desaparece) y los modelos de negocio deben cambiar también con ella. Ésa es la clave. Los mumis y el potlacht no son más que mitos que pretenden transmitir la idea de que en la economía de la abundancia, la función de los agentes económicos es incentivar la producción y redistribuir la riqueza. Y que para conseguirlo tienen como única herramienta su reputación, la capacidad de transmitir un “somos capaces de hacerlo”.
Por otra parte se hace necesario hacer un desmentido a la mayor: la nueva economía necesita de nuevas reglas económicas. Un libro que deberían leer todos los interesados en la economía de la información es El dominio de la información, Shapiro y Varian. Valga su declaración de intenciones para ilustrar la segunda mentira implícita:
“Al mismo tiempo seguíamos oyendo afirmaciones de que estábamos en una “Economía Nueva”. Esto parecía exigir una “Teoría Económica Nueva”, un conjunto de nuevos principios que guiaran las estrategias empresariales y las finanzas públicas en el nuevo entorno económico. Pero llegados ahí nos preguntamos, ¿ya ha leído alguien la literatura sobre discriminación de precios, ventas ligadas (bundling), señalización, concesión de licencias, lock-in (dependencia exclusiva) o teoría económica de redes? ¿Se ha estudiado la historia de la telefonía o los enfrentamientos entre IBM y el Departamento de Justicia? Nosotros creemos que no hace falta una nueva teoría económica. Lo único que hace falta es que la gente aprenda lo realmente interesante de la actual, las materias que no estudiaron en las facultades de economía. De manera que decidimos escribir este libro.”
La teoría económica no cambia. Pero el entorno donde se aplica sí.
Leave a Reply