Estes días ando relendo por enésima vez un libro de Marvin Harris. Vacas, cerdos, guerras y brujas: los enigmas de la cultura. Agora -canto tempo despois- doume conta da impronta que deixou en min o profesor de filosofía de bachiller.
O libro é unha aproximación á antropoloxía dende o análise das causas materiais dos pobos e culturas. Como di o autor no prólogo:
se nos ha enseñado a valorar explicaciones espiritualizadas de los fenómenos culturales en vez de explicaciones materiales de tipo práctico. Sostengo que la solución de cada uno de los enigmas examinados en este libro radica en una mejor comprensión de las circunstancias prácticas. Y mostraré que un estudio más minucioso de las creencias y prácticas que parecen más raras revela que éstas se hallan fundadas en condiciones, necesidades y actividades ordinarias, triviales, podríamos decir vulgares. Entiendo por solución vulgar la que se apoya en tierra y está integrada por tripas, sexo, energía, viento, lluvia y otros fenómenos palpables y ordinarios.
Mais, a pesar do que poida parecer, non é a súa unha actitude de gardián da verdade última senón que…
Tened presente que, al igual que cualquier científico, espero presentar soluciones probables y razonables , no certeras. Sin embargo, por imperfectas que puedan ser, las soluciones probables deben tener prioridad sobre la inexistencia de soluciones.
Síntome identificado con esta declaración de intencións. O progreso e a ciencia avanza por iso, por tratar de explicar certos sucesos, non por decir a verdade.
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