Siguiendo los pasos de TESLA, hace 1 año, BMW y otros muchos liberaron las patentes relacionadas con baterías eléctricas para coches. El eléctrico era una “revolución” que se hacía esperar y supone todavía un mercado minúsculo con respecto al de combustión. Sin embargo, hace unos meses BMW ha anunciado que en 10 años todos sus modelos serán eléctricos y el resto de fabricantes tienen planes similares.
Por qué TESLA libera sus patentes
Luego de la noticia, lo primero de pensé fue: ¿por qué? ¿qué pretende conseguir? Más allá de que podamos tachar a Musk de visionario o filántropo, ese movimiento no me parecía ajeno a la lógica de las leyes económicas. Muy pronto, en mis círculos, se equiparó el caso a las contribuciones gratuitas que IBM, Fedora, Google y otras compañías hacen al núcleo de Linux, al kernel. Cosas como que IBM contribuía porque la existencia del kernel le permitía reducir los márgenes comerciales en la venta de equipos ya que no tenía que construir por sí mismo un kernel ni pagárselo a terceros. Lo que contribuía era menor que lo que debería invertir para hacer su propio kernel. Yo también creía que esta analogía sin duda era acertada pero dejaba la pregunta principal sin responder: ¿cuáles eran los márgenes que TESLA quería mejorar? ¿y cuál era el kernel de la industria de coches eléctricos?
Durante unas semanas hice seguimiento de la noticia para tratar de entenderlo. La respuesta requería cierto conocimiento del sector del automóvil que no tenía y me costó ver la pintura. De las 250 patentes liberadas, 130 y las más importantes se referían a los sistemas de recarga y las baterías. El propio Musk lo confirma días después a la prensa. Por lo tanto, un titular alternativo para la noticia sería: Por favor, usen ustedes nuestras baterías.
Es decir, el núcleo de la industria del coche eléctrico son las baterías y los sistemas de recarga. Con este movimiento, TESLA estaría buscando que su sistema y modelos de baterías se convirtieran en el estándar.
En busca del estándar perdido
Los meses anteriores a la liberación, TESLA había intentado colaborar con otros fabricantes para que adoptasen su modelo, pero el propio Musk habría dicho que no fueron movimientos fructíferos. Según los expertos del sector, los sistemas de TESLA eran realmente buenos y mejores que los de sus competidores: la red de recarga y el sistema de baterías era mucho más duradero y rápido que las demás. Aún así, algunos fabricantes descartaron su uso, bien para no depender de TESLA bien porque quería explorar otras ideas tecnológicas. Como agravante, el mercado de baterías se estaba moviendo hacia baterías planas, lo que ponía en entredicho la posición de TESLA (que usaba circulares) y sus planes para construir una gigafactoría. El apoyo inicial de empresas como Panasonic para construirla estaba en entredicho y se decía abiertamente que el plan podría ser un suicidio porque TESLA estaría fabricando baterías que el mercado no compraría. Ante estos rumores, en TESLA habrían dicho que ellos no están ligados a un único tipo de baterías y que podrían cambiarlas cuando el mercado de las planas esté maduro.
Seguramente este contexto fue el que movió a Musk a buscar otra vía: si nadie quiere comprar nuestros sistemas, convirtámolos en un estándar.
Los efectos económicos de la apertura
TESLA, sobre todo, tenía un miedo principal: haber llegado al mercado demasiado pronto. No tener músculo económico suficiente para aguantar hasta que el mercado del eléctrico por fin explotase. Con la gran base instalada de coches de combustión y redes de recarga, es imposible que sin el resto de la industria ese cambio se pudiese realizar sin dilapilar más dinero y tiempo del que TESLA disponía. Entonces, ¿cómo la liberación de patentes les ayudaría?
Los efectos económicos de este movimiento eran varios. Por un lado, supondría una aceleración de las economías de escala en la producción de baterías, reduciendo los costes e incertidumbre asociadas a los sistemas TESLA en una especie de profecía autocumplida: si más gente colabora y los usa, sin duda tienen futuro. A su vez, la liberación de recursos económicos que ya no van a la investigación de baterías y sistemas de recarga supondría que la competencia en el sector se desplazaría hacia otros lugares de la cadena de valor, acelerando la adopción del coche eléctrico. Finalmente, la super-red de carga de TESLA tendría grandes opciones de convertirse en el estandar de facto gracias a los efectos red que supone llegar antes que los demás.
El caso de TESLA es sin duda interesantísimo. Lo que me pareció llamativo es lo que supone de afirmación: para acelerar la adopción de un estándar e incrementar la innovación es mejor un sistema abierto y competir sobre un núcleo común. Ésa era la apuesta de TESLA y la que aceptaron el resto de fabricantes. Es una lección que en la industria del software hemos aprendido en los últimos 20 años de manera acelerada gracias al software libre, pero seguramente este caso se vuelva mucho más visible y común en las escuelas de negocio por lo que tiene de mainstream el sector del automóvil. Es una buena noticia para el mundo libre.
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