Ronald Coase, definió los costes de transacción como aquellos necesarios para llevar a cabo una tarea, dividiéndolos en costes de búsqueda, de contratación y de coordinación.
Como corolario, podemos decir que:
«Una empresa tenderá a expandirse hasta que los costes que supone organizar una transacción adicional dentro de la empresa igualen los costes que implica desempeñar esa misma función en el mercado abierto. Y viceversa, su tamaño óptimo tenderá a contraerse hasta que el coste que supone realizar una transacción de forma interna no supere el coste que implica realizarla de forma externa. Los costes de transacción siguen existiendo, pero ahora suelen ser más onerosos en las empresas que en el mercado”.»