Durante las últimas 4 semanas he estado blogueando a diario, entre semana. Me apunté a un reto que lanzó Pablo desde su blog a raíz de las conversaciones en lamatriz. Lo hice porque me pareció divertido y porque pocos días antes me había tocado la fibra sensible. También porque me apetecía forzar un poco y entender los límites de publicar 20 posts en 1 mes, que era algo que no hacía desde hace casi 10 años.
El reto ha servido de incentivo para publicar cosas que tenía ganas de contar pero no la constancia para hacerlo. Muchos de los posts iniciales eran ideas que bien estaban ya en borrador o que tenía en la cabeza para los que el reto supuso un deadline, una fecha de entrega. Me resultaba más fácil empezar a publicar con cosas ya medio cocinadas. Uso mucho mi blog como diario de aprendizaje, lo que significa que escribo muchas veces para aclarar ideas. Tener una idea «en borrador» supone que me falta la última milla para entenderla por completo y ser capaz de comunicarla, pero en muchas ocasiones la abandono porque no tengo esa urgencia de publicación y creo que ya la entiendo. Otras veces, llego a un callejón sin salida para el desarrollo de la idea, así que simplemente doy la vuelta y la dejo en borrador. Ahora me he dado cuenta que esa última milla es clave, que pasar de borrador a publicado supone también clarificar ciertas ideas que parecen asentadas pero no lo están tanto.
He necesitado en torno a 1 o 2 horas para escribir los posts largos y unos 20 minutos los cortos, lo que no es un tiempo despreciable. Con un par de entradas me ha ocurrido que no he podido publicarlos como tenía previsto porque simplemente necesitaba más tiempo para documentarme y depurar las ideas. Por otro lado, le he robado tiempo a otros espacios vitales que me apetece cuidar más ahora mismo. En definitiva, me ha costado publicar a diario, no estoy ahora mismo para estos trotes. Aunque no creo que los siguientes meses mantenga esta intensidad de publicación, sí me gustaría probar con una periodicidad regular (¿1 o 2 a la semana?) porque eso ha tenido una influencia positiva.
He publicado entradas que nunca hubiese publicado sin esa sensación de urgencia. No me arrepiento, muy al contrario, he aprendido alguna lección. Me ha dado la sensación de que publicar contenido semi-personal ha servido de contrapeso y le ha dado ligereza a mi blog. He entendido que un cuaderno intelectual puede llegar a convertirse en algo muy privado. El lenguaje se vuelve interno, teórico. La densidad de ideas que puedo entrelazar un post y que muchas veces no han sido explicitadas en el blog previamente o que consolidan varias lecturas durante meses, puede convertir en poco atractivo para otros acercarse a mi experiencia de aprendizaje. Incluir entradas más ligeras o comentarios de noticias creo que ha favorecido a desarrollar conversaciones y poner ejemplos de ideas que tenía publicadas en formato teórico.
Esta prueba me ha convencido de que mi blog necesita un nuevo formato, acorde con un tono distinto que ahora me apetece integrar aquí. En los últimos años he venido integrando ciertos reposos de conocimiento que iba generando (glosario, itinerarios, cuasi-libros, etc) en el blog. Últimamente también minientradas que he disfrutado mucho como comentarios de noticias, etc. Pensar cómo el blog puede dar cabida a esos 2 tipos de publicación que requieren distintos formatos, lenguaje, etc será mi siguiente paso. Me gusta mucho las cosas que hacen Matt Mullenweg o Martin Fowler; también The book of life y quiero parecerme más a ellas.
En definitiva, he disfrutado del reto. Me ha dado ánimos para profundizar en el desarrollo de mi blog como punto central de mi presencia online y he aprendido algunas cosas de cómo me gustaría mejorar esa presencia. Sólo por eso, ha valido la pena.
Leave a Reply